
Muchas de estas situaciones se relacionan con movimientos en masa, particularmente avenidas torrenciales (conocidas como avalanchas o flujos de lodo o escombros): crecientes repentinas de cuerpos de agua que arrastran altas concentraciones de lodos, arenas, bloques rocosos, árboles y cualquier otro elemento a su alcance.
Estos eventos ocurren en quebradas, caños, arroyos y ríos ubicados en zonas montañosas, con altas pendientes, tras la ocurrencia de lluvias concentradas y la generación de deslizamientos que aportan sedimentos a los caudales. Esto aumenta la velocidad y la energía necesaria para el transporte de materiales.
Para enfrentar este riesgo y disminuir la vulnerabilidad de las comunidades, las personas pueden:





Se puede reconocer que un cuerpo de agua es torrencial porque generalmente presenta bloques rocosos subredondeados (con tamaños mayores a 50 cm) y su cauce tiene alta pendiente. No obstante, es necesario que las alcaldías de zonas cordilleranas definan, con los estudios requeridos por la norma vigente, las zonas de amenaza por avenidas torrenciales.
El SGC, como integrante del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, produce información geocientífica para contribuir en la toma de decisiones para el ordenamiento territorial y la gestión del riesgo con el propósito de salvar vidas.