
La mamá buscando corregir a su hija debido a las bajas calificaciones en el colegio del barrio bastidas tomó una correa y le dió varios correazos.
Según la mamá su hija no se dedica a hacer nada en la casa porque dice que está estudiando, además, tiene su tres comidas, su uniforme nuevo, maletín nuevo. 5 mil de merienda. No es justo que su hija vaya mal en la escuela.
La idea es que las estudiantes tomen conciencia sobre el sacrificio que hacen los padres de familia por tenerlos bien en la escuela y estos solo deben pagar con buenas notas en el colegio.
Este tipo de situaciones generan bastante debate. Por un lado, la frustración de los padres es comprensible cuando ven que sus esfuerzos para darles lo mejor a sus hijos no se reflejan en su rendimiento académico. Muchos padres hacen sacrificios significativos, como ofrecerles un buen ambiente, materiales y recursos para estudiar, con la esperanza de que eso los motive a tener éxito en la escuela.
Sin embargo, el castigo físico no es una forma efectiva ni saludable de abordar la situación. La disciplina basada en el diálogo y el apoyo emocional tiende a ser más beneficiosa a largo plazo. Es importante que los padres y los hijos se comuniquen de manera abierta sobre las expectativas y los desafíos que cada uno enfrenta. Las bajas calificaciones podrían ser el resultado de diversos factores, como falta de motivación, dificultades de aprendizaje, o incluso problemas personales, y abordarlos con comprensión puede ayudar más que el castigo físico.
Las estudiantes deben entender la importancia del esfuerzo en la escuela, pero también es necesario crear un ambiente en el hogar que favorezca su desarrollo emocional y académico. La motivación y el apoyo emocional juegan un papel crucial para que los jóvenes puedan superar sus dificultades y rendir mejor en sus estudios.
¿Qué opinas tú sobre este tipo de situaciones?