 
        La investigación por el asesinato del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay dio un giro trascendental. La Fiscalía General de la Nación, bajo la dirección de Luz Adriana Camargo, confirmó que el crimen fue ordenado y financiado por la Segunda Marquetalia, grupo disidente de las FARC liderado por alias ‘Iván Márquez’.
El avance se consolidó con la captura de Simeón Pérez Marroquín, alias ‘El Viejo’, considerado el enlace directo entre los sicarios que ejecutaron el atentado en el occidente de Bogotá y la estructura criminal asentada en el Caquetá. Se trata del noveno capturado dentro del proceso.
El eslabón clave del caso
Según las autoridades, alias ‘El Viejo’ habría coordinado la logística del atentado, las labores de inteligencia y seguimiento a los movimientos del senador, y además recibió los recursos económicos enviados desde la célula de la Segunda Marquetalia.
La Fiscalía sostiene que existe evidencia sólida que vincula directamente a la estructura comandada por Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, como autora intelectual del magnicidio.
La fiscal Camargo destacó que el caso ha requerido más de 400 actividades investigativas, incluyendo interceptaciones, seguimientos y análisis financieros, que permitieron ubicar y capturar a Pérez Marroquín en zona rural del sur del país.
Análisis: impacto en el orden público
La revelación de que una organización armada ilegal —supuestamente desmovilizada— estaría detrás del asesinato de un líder político nacional, marca uno de los episodios más graves de violencia política en los últimos años.
Este hecho evidencia la persistencia de estructuras criminales con capacidad de acción urbana, capaces de ejecutar atentados de alto impacto en la capital y de afectar directamente el panorama democrático.
Expertos en seguridad advierten que la confirmación del rol de la Segunda Marquetalia reconfigura el mapa del conflicto, pues implica que estas disidencias no solo mantienen control territorial en regiones como Caquetá o Putumayo, sino que también tienen redes operativas en centros urbanos, articuladas a través de emisarios como ‘El Viejo’.
Además, el magnicidio de Uribe Turbay —un dirigente de proyección nacional— reaviva el temor a un ciclo de violencia política que parecía superado tras el Acuerdo de Paz de 2016.
Las autoridades temen que este tipo de acciones socaven la confianza ciudadana en el Estado y afecten el desarrollo de la agenda de paz total promovida por el Gobierno.
La investigación continúa
La Fiscalía aseguró que continuará la búsqueda de los determinadores intelectuales y los financiadores del crimen, en coordinación con organismos de inteligencia y autoridades internacionales.
La fiscal Camargo reiteró que el esclarecimiento total de este caso es prioritario para garantizar justicia y evitar que hechos similares se repitan.

 
                         
         
         
        