
La política colombiana no da tregua, y esta semana el llamado “Gobierno del Cambio” recibió tres golpes certeros que evidencian un debilitamiento tanto en su estructura narrativa como en su capacidad de sostener hegemonía simbólica y política.
📌 1. El revés juvenil: las elecciones de Consejos de Juventud
La fotografía política que dejaron las elecciones de los Consejos de Juventud fue clara: el petrismo no logró conectar con las nuevas generaciones. En múltiples regiones del país, los resultados favorecieron a movimientos independientes, sectores de centro, e incluso a expresiones juveniles del uribismo o de partidos tradicionales.
Este resultado contradice el discurso oficial que siempre ha querido mostrarse como el proyecto político preferido por los jóvenes. El mensaje fue contundente: los jóvenes no compran el relato del «cambio» si no viene con resultados concretos.
📌 2. Tensiones con EE. UU.: el socio mayoritario levanta la ceja
El segundo golpe vino desde el plano internacional. Las relaciones con Estados Unidos atraviesan su momento más tenso desde que Gustavo Petro llegó a la Casa de Nariño. El deterioro del diálogo, las críticas veladas del Departamento de Estado y los choques diplomáticos recientes han encendido las alarmas.
Colombia ha sido históricamente uno de los principales aliados estratégicos de EE. UU. en América Latina. Romper o desgastar ese vínculo puede tener consecuencias profundas en inversión, cooperación y legitimidad internacional. A Petro se le puede estar acabando el margen de maniobra en el tablero global.
📌 3. El trofeo perdido: Álvaro Uribe fue absuelto
El tercer golpe es probablemente el más simbólico y estratégico: el fallo judicial que absuelve al expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Durante años, el petrismo convirtió la figura de Uribe en su “gran antagonista”, una suerte de trofeo político que debía ser derribado para consolidar su proyecto moral y narrativo. Sin embargo, la justicia decidió lo contrario. Uribe queda libre y más fuerte que nunca.
Con esta decisión, el uribismo recupera a su líder natural, y el escenario político cambia drásticamente. Uribe no es un político cualquiera: es un gamonal electoral, con poder regional, popularidad intacta en sectores amplios del país y una maquinaria probada. De regresar al Senado, barrería en las urnas. Y si decide jugar en la elección presidencial, pondrá presidente.
Uribe es el tigre que el petrismo no logró domar, y hoy vuelve a rugir en un escenario que parecía diseñado para su ocaso.
🎯 Conclusión: el cambio no logra capitalizar y la oposición se rearma
Esta semana dejó una radiografía clara: el petrismo pierde narrativa, pierde apoyo y gana oposición con fuerza renovada.
Mientras tanto, la izquierda institucional parece sin brújula, y la derecha —con Uribe libre— recupera a su figura más potente. Como estratega, advierto: este no es un momento menor. El péndulo político en Colombia se está moviendo. Y el “Gobierno del Cambio” empieza a pagar el costo de sus propias promesas incumplidas.
Jorge Camargo
Analista político y estratega